¡Cada instante disfrutado vale la pena!

Es 25 de septiembre son las 8:30 de la noche, mi cuerpo me hace saber que el bebé que he llevado durante 39 semanas dentro de mi útero esta preparándose para salir, siento sus movimientos más intensos, rítmicos, sutiles y fuertes a la vez, a diferencia de los días pasados esta ocasión son armónicos como si un canto dirigiera todo mi vientre. He decido usar mi pelota de Pilates, hacer vaivenes con la cadera, permitiéndome disfrutar cada instante y ayudando a mi pelvis a estar en movimiento, simplemente haciendo lo que mi cuerpo me indica mientras recuerdo cuando empecé con contracciones.

Un buen día, sentí como mi barriga se puso “dura” de repente, tardó unos segundos y después todo volvió a la normalidad; vaya sorpresa pequeñas contracciones comenzaban. Después de nueve días de contracciones esporádicas y dos centímetros de dilatación, muchos han sido los comentarios que he escuchado –Te vas a quedar de muestra. ¿Segura que se sigue moviendo?. Eso ya no es normal. ¡Cómo sigues en la calle!. Deberías estar ya quieta en tu casa. Ahí esa niña que no se apura, con cesárea ya no sufres- y para todos los comentarios que no les he pedido la respuesta es la misma “¡Ella sabe mejor que yo cuando nacer, yo la respeto y saldrá cuando este lista!” ha sido un embarazo planeado, gozado y muy disfrutado. He tenido tiempo suficiente para interiorizar y reconocer que aunado a los nueve días de contracciones leves, otros dos han transcurrido, ahora con contracciones constantes e intensas.

¡El cuerpo es tan maravilloso! Lejos de padecer algo, cada contracción me recuerda lo hermoso que es vivir en plenitud, es increíble la sensación de tener dos corazones, cuatro piernas y dos cerebros en el mismo cuerpo, sentir cómo se va acomodando este bebé, un bebé que mi cuerpo ha logrado gestar y sabe perfectamente como ayudarlo a salir, sentir como va bajando, ahora puedo respirar mejor, estar en movimiento me ayuda a liberar esa energía que emana de mi, por que mi cuerpo se esta transformando, es momento de estrechar la conexión entre mi mente y mi cuerpo en un proceso que siento esta a punto de comenzar. Ya son las 11 de la noche, me siento feliz, serena y relajada, así que decido acostarme por que es lo que mi cuerpo me pide.

Ha amanecido, tuve contracciones toda la noche, me asombra el sentirme tan segura, y como al confiar mi cuerpo todo va fluyendo. Vamos camino a una revisión con Karina, nuestra Ginecóloga (con quien llegamos después de buscar y buscar quien respetara la forma de nacer), a César mi compañero de crianza se le nota la emoción en el rostro; a mi me cuesta trabajo mantenerme sentada sobre algo rígido, el asiento del coche me parece duro y nada cómodo… Los topes… ¡Ahí los topes!

Tras la revisión, grandes noticias ¡Todo va muy bien, y tal parece que hoy es el día! Sólo vamos a casa por la maleta y a comer algo ligero, se me apetece algo dulce y calientito como un rico chocolate de metate. En casa me observo al espejo y me despido de ti, mi hermosa barriga, para dar paso a la siguiente etapa ya que tu me has acompañado nueve meses, ahora me toca a mi acompañarte.

Llegamos al hospital a las dos de la tarde, cuando las contracciones fueron cada 5min y por lo menos de 30seg. En hospital caminamos, los dos abrazados el uno con el otro, Karina nos da la confianza de estar en movimiento, nos permite experimentar la libertad en nuestra labor de parto, espera paciente su momento justo de intervenir. Perdí la noción del tiempo en ese momento pero habían pasado ya nueve horas en el hospital y cada instante es más fuerte.

Es momento del segundo tacto y Karina responde a mi petición, estoy ya con nueve centímetros de dilatación, la habitación es cálida, la Neonatóloga Lucí ha llegado, se que esta a punto de suceder. Cada contracción me acerca más al momento en que saldrás de mi cuerpo, cada contracción es una intensa sensación de amor, es como si el calor que siento por dentro quiere salir por mi pelvis, siento como si mi cadera no fuese mía, no me responde a mí, yo le respondo a ella, me hace moverme de una posición a otra.

El agua caliente vaya que ayuda, me permite disfrutar cada movimiento que hace mi bebé para bajar. Esa sensación de la ruptura de membranas es única, es un universo que viene de mi útero. César es mi pilar, mi soporto físico, moral y emocional, lo aprieto, mi piel se pone chinita, por que cuando siento que ya no puedo más Karina expresa ¡Ya viene, tócala es su cabeza! Puedo sentir como entre mis piernas esta asomándose su cabecita, puedo sentir su pelo, su piel y su tremendo esfuerzo para salir, por que ahora esta lista. Siento unas inmensas ganas de pujar, siento como se impulsa con sus pies dentro de mi para salir ¡César necesita tu ayuda, no alcanza! exclamé, siento su cabeza preparándose para salir, ahora todo transcurre tan rápido, por que al colocar sus manos en mi vientre, el logra sentir como esos pies tan pequeños toman impulso y fuerza, se empujan ¡Siento como su cabecita empieza a salir, me tomó varios pujos y tras salir su cabeza todo su cuerpo fluye! Fluyó como rayos de sol, toda la intensidad que experimentaba se transformó en inmensa felicidad, en júbilo. Lograste nacer, lo logramos, pude tener mi anhelado parto en agua, y ella Alleria Alba llegó al mundo de una forma diferente, de una forma respetada, en armonía y a su ritmo ¡En un parto humanizado!

Gracias Ginecóloga Karina Ledesma, muchas gracias por ayudarnos a ser dueños y protagonistas de nuestro parto, gracias Karina por ayudar a los bebés a nacer en plenitud y felices. Gracias Alleria Alba por ser una gran guerrera de mi útero.

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Por: Karina Ledesma

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